miércoles, 16 de febrero de 2011

Señoras mayores pintadas en la piscina

Cada día me sorprende más ver a este raro especimen acuático que encuentro cada día en mis baños en la piscina. El agua, ese líquido elemento primordial que nos da vida, sirve para muchas cosas, entre ellas acoger a ese rara avis que es la señora mayor pintada. Con su gorrito de la época de mari castaña, sus labios rojos o rosa chillón, siempre en colores estridentes que llamen suficientemente la atención, sus cejas tan perfiladas que parecen desaparecer en una fina línea y el rimel que jamás se les corre. Lo cierto es que ese singular ejemplar de las aguas cálidas de las piscinas pequeñas y que no cubren, jamás se sumerge. Nada, por llamarlo de alguna manera, con el gaznate estirado hasta límites imposibles para evitar que su maquillaje se estropee o que su pelo se moje y sus maravillosos cardados ya aplastados de por si por el gorro, acaben destrozados. Otra de las características del especimen que nos ocupa es el lucimiento indudable de oropéles, pendientones de perlas, collares de oro reluciente o anillos con pedrusco incorporado. Todo el lote completo, el kit esencial de la maruja. No hay que olvidar que estas señora mayores pintadas son además un animal peligroso y que uno no se debe confiar ante su aspecto anodino e inofensivo, porque cuando nadan, les da igual que haya otros seres alrededor, invaden la piscina a manotazo limpio, el estilo natatorio que mejor se les da y si te tienen que avasallar en su camino, no tienen misericordia ni piedad. Lo más extraordinario de todo es que cuando pertrechado con unas gafas de buceo, el explorador de estos territorios se sumerge en las profundidades, poco profundas, de las piscinas de este tipo, se nos revela el secreto, la verdadera apariencia de estas señoras mayores pintadas, que detrás de la imagen que nos ofrecen en la superficie, como los iceberg, esconden un ser monstruoso, con un cuerpo descomunal y unos tentáculos largos y pegajosos de un color violáceo que asustarían al más intrépido aventurero. Afortunadamente, las señoras mayores pintadas mantienen las apariencias, poca gente se atreve a sumergirse en la piscina pequeña debajo de las aguas. Y ellas mantienen sus estupendos cardados bajo su gorro y sobretodo el venenoso color de sus labios encarnados. Aviso a todos los nadadores, mantengase alejados.

1 comentario:

DtV dijo...

No las entiendes Lenorabel, ellas esperan que lleguen esos pececitos que se comen la piel muerta, lo que no saben es que esos pececitos las tienen prohibidas en sus dietas por riesgo de empacho severo.