domingo, 31 de julio de 2011

2+2=4

Yo de economía no tengo ni papa, reconozco que las matemáticas siempre han sido un hueso duro de roer para mí. Perdí la fe en ellas hace milenios pero parece que después de este pequeño bache de años y años odiándolas me he reconciliado con ellas un poquito gracias a los diarios económicos. Y más concretamente al diario Expansión en su edición digital. También miro el Economista de tanto en tanto, pero me gusta más Expansión, sobretodo por los Análisis de Hódar. Es la columna económica que leo religiosamente todos los días que la publica José Antonio Fernández Hódar.

No sé que me ha dado pero he pensado que ya era hora de aprender un poco de esa gran vaca sagrada que dirige nuestras vivas, sobretodo últimamente y que es el azote de cualquier estado en situación de crisis como es el nuestro. Hódar es claro y directo, te puede gustar o no gustar pero te dice las cosas como son sin tonterías de por medio, por eso me gusta. La recomiendo a todo aquel que le interese la bolsa mínimamente. Siento que empiezo a entender un poco más el mundo de la bolsa. Poco, ¿eh? Un poco. Pero me gusta saber cosas, el saber no ocupa lugar, dicen. Pues bienvenido sea. Aquí pueden leer ustedes la última columna de Hódar sobre el gasto autonómico:
http://www.expansion.com/2011/07/30/mercados/1312052055.html?a=c6f26bf17f37156342d466333f87fea2&t=1312109036

Y aquí el link a su blog en Expansión, La bolsa de cristal, con todos sus artículos:  http://www.expansion.com/blogs/hodar/

Ahora viene la parte musical del asunto, no se me asusten. También me he aficionado a leer los artículos de Salva López en su sección Negocios en clave de rock. Interesantes y curiosos donde pone ejemplos económicos fijándose en grupos como los Grateful Dead o Pink Floyd. Ahí van los links por si les interesa. A mí me gustó mucho descubrirlo. Estaré atenta a sus próximos artículos.
Sobre Pink Floyd.
http://www.expansion.com/2011/07/28/entorno/1311877461.html
Sobre los Grateful Dead.
http://www.expansion.com/2011/07/21/entorno/1311283695.html

No nos olvidemos de Duff Mckagan, el exbajista de Guns n' Roses ha empezado una nueva empresa en la que ayuda a músicos a salvaguardar su economía con su asesoría económica llamada Meridian Rock, eso si que es ser previsor. No he leído sus artículos económicos en Playboy pero me leí una entrevista donde hablaba de economía y me pareció que lo que decía tenía no sólo mucho sentido sino también que era muy interesante. Siempre fue mi Gun favorito. Y parece ser uno de los más listos, ahora después de estudiar economía en la Albers School of Business de la universidad de Seattle durante años asesora a otros músicos.


http://money.cnn.com/2011/03/04/pf/duff_mckagan_meridian_rock.fortune/index.htm

Feliz domingo a todos.

sábado, 30 de julio de 2011

Dave Rawlings Machine

Tuve la oportunidad de ver a Dave Rawlings y su grupo en un festival en Holanda, ese paraíso al que voy dos o tres veces por año. Acompañado por la maravillosa Gillian Welch y los Old Crow Medicine Show. Uno de los mejores conciertos de mi vida. Fue maravilloso estar sentada en primera fila en aquel escenario, un pequeño anfiteatro, viendo aquel concierto. Es uno de esos momentos musicales en los que te sientes afortunada. Un silencio respetuoso mientras los músicos tocaban y presentaban su primer disco A friend of a friend, sus maravillosas voces juntas la de Dave y Gillian, el acompañamiento de los Old Crow Medicine Show y el público rendido a sus pies. Fue perfecto.

Este es uno de esos discos que toda persona a la que le guste la buena música debería tener o haber escuchado. Es uno de los que más escucho, vuelvo a él una y otra vez y cuando lo hago recuerdo aquel concierto. Me emociona y eso es lo que me gusta de la música, las emociones que me provoca. Y este disco es pura emoción, sentimiento. Cuando suena la versión de Method Acting escrita por Conor Oberst y la fusionan con el Cortez de Killer de Neil Young, es para entrar en puro éxtasis. Ojalá vengan por aquí, ojalá algún promotor arriesgado se la juegue por esta joya. Ahora Gillian ha sacado disco nuevo, The Harrow and the Harvest, acompañada de Dave por supuesto. Otra joya que estoy deseando tener en mis manos.

Una buena excusa para que vengan en concierto. Aunque no creo que lleguen hasta aquí, está bien soñar. Siempre nos quedará Holanda, seguro que allí los podremos ver. Unos pequeños 'tastets' en forma de videos de Dave Rawllings Machine en directo y el último del nuevo disco de Gillian Welch.





viernes, 29 de julio de 2011

Libros viajeros

Antes tenía por costumbre comprarme tazas de los sitios a los que viajaba. Tengo tazas de Amsterdam, Nueva York, Viena, Berlin, Atenas, Dublín,...Incluso me han regalado tazas viajeras como una de Bruselas y otra de Euskadi. A veces me traigo una taza y otras veces no, pero lo que siempre me traigo de un viaje son libros. Uno o varios. NO tengo medida. Cuando entré en The Strand en NY me volví loca, las dos veces que he ido, y me he vuelto a casa con un cargamento de libros que casi no me cabía en la maleta
Este es el paraíso de los libros para mí. Junto con Shakespeare & Co en París o la maravillosa City Lights, ese templo del libro fundado por Ferlinghetti que pienso visitar en cuanto tenga la oportunidad de pisar San Francisco para rendirle pleitesía y venirme cargada de libros!!! Me encanta visitar librerías allá donde voy. Me he traído libros maravillosos, desde frikadas como I am not Spock de Leonard Nimoy hasta alguna joyita de los 70 de Richard Adams con unas portadas maravillosas. Ojo no soy de libros de coleccionista, no tengo el dinero suficiente para eso. Pero cuando veo un libro que no puedo conseguir aquí me tiro a por él.

Recuerdo que en Dublín me compre High Fidelity en inglés aunque ya lo tenía en castellano, me gustó la edición que incluía Fever Pitch y About the Boy. En Berlín encontré una librería maravillosa de cine de la que me traje una biografía estupenda de Vincent Price escrita por su hija Victoria Price.

Esos libros me recuerdan los viajes que hice, las personas con las que estuve, los momentos que viví. De mi último viaje a Amsterdam me he traído el Life de Keith Richards, venía de ver a los Black Crowes, dos días gira de despedida, grandes momentos en una ciudad maravillosa que cada vez me gusta más, en un país que adoro y con unos amigos increíbles que son lo mejor de lo mejor. Era el libro, tenía mi nombre y me llamaba a gritos. Muy apropiado, ¿no? 

jueves, 28 de julio de 2011

Oiga, que yo voy a ver al telonero...


Me ha pasado dos veces ir a un concierto del que solo me interesaba el telonero y curiosamente las dos veces me ha parecido que quizás el orden de los factores estaba invertido y que evidentemente alteraba el producto. La primera vez que vi a Rufus Wainwright fue como telonero de Keane, en la cola de espera para entrar en Razzmatazz no era la única que comentaba que aquí a quien veníamos a ver era a Rufus. Excelente primer concierto, luego se acercó a la mesa de merchansiding a firmar y hacerse fotos con sus fans. Verlo tocar el piano y cantar fue maravilloso, es un genio. Pero claro, luego ves a Keane y te dan ganas de vomitar. No aguanté ni dos temas y mucho menos con tanta niña gritando como loca. El segurata de la puerta me miró con cara interrogante cuando salía por la puerta, era la única que se marchaba a la segunda canción. Es un peñazo, le comenté y sonrió. La segunda vez que me pasó fue con el maravilloso Josh Ritter que venía como telonero de Swell Season, ese fenómeno que no tendría sentido sin la película Once. No nos engañemos. Se me hizo tan corto ver a Mr. Ritter. Estos días estoy escuchando mucho (en realidad lo escuchó muy a menudo) su increíble The historical conquests of Joss Ritter. Un disco espectacular que no me canso de escuchar una y otra vez. Cuando acabó su concierto Ritter, no me pude marchar, tenía que escribir la crónica del mismo o sea que tuve que aguantar estoicamente. A veces estas cosas son dolorosas, porque las comparaciones son odiosas. No digo que sean malos ni espantosos, es solo que al lado de Josh Ritter...Y qué decir de su público, solo se sabían las canciones de la película, cuando las cantaban suspiraban y comentaban, ay, ya no son pareja. Esas cosas maravillosas a comentar sobre la música. Además aquel día tuvimos la ocasión de ver al maestro Javier Mas a la guitarra acompañándolos. Es una lástima que siendo buenos músicos les cueste tanto transmitir. En fin, no escupo más mala baba. Simplemente recomendar la escucha de Josh Ritter que merece la pena. Ahí les dejo un vídeo de una de mis canciones favoritas, Rumors.

Ah y por si alguien tiene curiosidad, mi crónica de aquel concierto de Ritter y Swell Season en Métronome Music: http://www.metronomemusic.net/index.php?option=com_content&view=article&id=517:the-swell-season-josh-ritter&catid=37:conciertos&Itemid=62

miércoles, 27 de julio de 2011

Fighting fire with arrows

Combatiendo el fuego con flechas. Todo arde y yo en medio. Nos atacan sin cuartel, no hay escapatoria. El sitio al castillo dura más de seis meses, nos morimos de hambre y de sed. Ya no nos quedan fuerzas, aún así, estamos vivos. Vivos para ver como nos masacrarán. El combate está perdido de antemano. Se abrió una brecha en la defensa de la fortaleza, nos traicionaron. Estamos vendidos. Vendidos por unas monedas de oro. 400 almas congeladas en el tiempo durante seis meses. Ahora por fin se desharán como la nieve cuando se acerca el calor. Todo está acabado. Las flechas sobrevuelan el cielo hacía el infinito, no tiene sentido, no nos salvarán pero es lo único que nos queda, por lo menos moriremos luchando. Eso no nos lo quitarán. El fuego se lo come todo, hasta las almas, que van directas al infierno. Sin purgatorio, sin penitencia. Condenadas. Nada de esto tendría que ser así, pero lo es. Cuando el fuego se acerca lamiéndolo todo, cuando parece que me va a consumir siento el frío, no me quema, me congela, me deja insensible, no grito, no sufro, no muero. Simplemente me quemo y desaparezco como tal, ahora soy otra. Todo ha cambiado. Veo las últimas flechas salir volando, ardiendo hacía la nada, atravieso las paredes de fuego, los muros que se derrumban, el campo de batalla, el camino del rey, el bosque y me pierdo. Nunca debí estar allí, ahora lo sé. Mi camino es otro y ya lo he comenzado.

Candye Kane, superwoman

Una de las cosas que más me gustan de ir a festivales de blues es descubrir músicos que no conozco, no soy ninguna experta del blues pero es un género que me gusta mucho, cada vez más. Lo de descubrir es  un eufemismo porque lo mismo es un yayito de 80 años que lleva 60 o más tocando, pero yo no lo había visto nunca. Este año en el Bluescazorla he podido ver a The Holmes Brothers, Candye Kane, Bobby Rush, Sharrie Williams y Charlie Musselwhite, entre otros. Y la verdad, tengo que decir que me impresionaron sobretodo los dos primeros. La voz de Candye Kane es espectacular, es una mujeraza que le sale el blues por todos los poros de la piel, tiene una voz potente y con carisma y para mi ofreció uno de los conciertos del festival. Un gran concierto además de divertido. Hace poco que ha superado un cáncer de páncreas y ha vuelto a los escenarios llena de energía positiva y ánimos. Agradecida de tener el blues y la música, y nosotros agradecidos de poder verla encima de un escenario. Nos dio recuerdos de Nick Curran que también está teniendo su batalla personal contra el cáncer, tenía que actuar el día anterior pero suspendió la gira por una recaída. Ánimos para él desde aquí, esperamos tenerlo de vuelta en la carretera pronto. El concierto de Candye Kane no solo nos dio su potente voz bluesera sino que también descubrimos a Laura Chávez, una guitarrista espectacular que nos dejó a todos patidifusos. Lo de esta mujer no tiene nombre, te toca lo que le eches y hace unas virguerías que ya quisieran otros que se hacen llamar grandes maestros de la guitarra. Y encima sin chulerías. Una virtuosa. Puro blues, lo de estas dos mujeres.

Muy pero muy recomendable su último disco Superhero, lo publicó en 2009 y ya está trabajando en uno nuevo coproducido y compuesto conjuntamente con Chávez. A la espera me quedo de escuchar esa maravilla. Superhero resuena en mis oídos mientras escribo esto.
Ahí les dejo un par de vídeos. A disfrutar!!

martes, 26 de julio de 2011

Blame Bonamassa

Los caminos del periodismo te llevan a veces a situaciones curiosas. Llegar a un festival o a un concierto y ver que de las 20 personas acreditadas ni la mitad son periodistas es de vergüenza ajena. Cuando colaboras habitualmente con medios tanto escritos como electrónicos y te cuesta conseguir una acreditación pero ves como acreditan a personas que no solo no publican en ningún sitio sino que ni son periodistas ni fotógrafos ni nada parecido, piensas que algo va mal en este país. Pero es curioso, siempre están ahí. En una cola de espera de periodistas y algunos que se hacen llamar 'periodistas' nos encontramos una queja habitual de este sector intrusista. No es que haya poca luz para hacer la fotos, ni que el responsable de prensa nos cite a una hora y venga tres más tarde, ni que el artista no nos conceda una entrevista, ni ninguna otra cosa que dificulte nuestro trabajo periodístico. Las quejas más habituales suelen ser: la birra no es gratis y no se ha querido hacer una foto conmigo. Porque no nos engañemos esta gente que no son periodistas ni son nada, van allí a hacerse la foto con el artista de turno. ¿A quién le importa el concierto sino se van con su fotito abrazados al cantante de tal o cual grupo? ¡¡Y yo preocupada porque no me pasan el setlist para poder hacer mejor mi crónica!! Debo estar loca. ¡Ah no! ¡qué soy periodista! Será eso. Y la culpa de todo la tiene Bonamassa porque es un borde y no se para a hacerse una foto con ellos. No podía ser de otra manera. Así nos va.

lunes, 25 de julio de 2011

El sonido vacío de las palabras huecas

Últimamente parece que la gente va a los conciertos a hablar, es algo que sinceramente no soporto. Estás en primera fila y lo único que oyes es un murmullo cada vez más fuerte de gente que está de espaldas al escenario y que parece que le importa un pimiento lo que sucede en él. Es una nueva moda, que en los festivales arrasa y que en los conciertos se está extendiendo. Es la moda de ir al concierto a lucirse, ir a un concierto como el que va a un acto social, a pasar el rato, echar unas birras y a socializarse pero no a escuchar música. Y el que quiera ver un concierto tranquilamente que se joda, ¿a quién le interesa la música? ¿A quién le importa? Es una molestia más que impide al amante de la música disfrutar de los directos. Lo de los festivales ya es de órdago. Llega casi a la vergüenza ajena. Más que un festival de música parece un pase de modelos. Los guiris no han ayudado mucho todo sea dicho, pero los de casa parece que le han cogido el gusto a lo de molestar. Que dos o tres personas se planten delante tuyo de espaldas al escenario y se pongan a hablar de si primero van al merchandising o a cambiar tickets para birras cuando tú estás intentando ver un concierto es alucinante y más cuando les dices educadamente, si se pueden apartar o ir a hablar a otro sitio que estás intentando ver un concierto. Con un poco de suerte no te pegarán. En eso se está convirtiendo este país de burro y pandereta. En el paraíso de los maleducados y de la gente a la que la cultura solo le interesa si es gratis, es una juerga y está llena de birras pero a la que la música en realidad le importa un pimiento, lo mismo da que esté tocando delante suyo un genio de la música, la cola de los tickets para birras siempre será más importante. A veces, te dan ganas de tirar la toalla, pero por suerte a algunos de nosotros la música si nos interesa. Por suerte.

sábado, 2 de julio de 2011

el cuento del cuento (V)

Al cuento le gusta el metro. Piensa que es ideal. Los trayectos cortos le dan la justa medida para leer historias cortas. Le gusta la nueva línea 9 del metro de Barcelona, son apenas ocho paradas y hay poca gente. Se puede leer tranquilo. Se sienta conmigo y observa mientras leo. Absorbe información. Nunca se sabe de donde puede venir una buena idea para escribir. Lo que no le gusta mucho es que lea novelas. Asegura que en el metro deberían estar prohibidas. Cuando llegas a tu parada te quedas a medias. Con los relatos cortos eso no pasa, afirma. Tiene en parte razón, pero no por eso voy a dejar de seguir leyendo novelas en el metro. Cuando quiero sacarlo de sus casillas y picarlo me llevo un buen mamotreto, algo así como Guerra y Paz de Tolstoi. Se pone azul de rabia, parece un pitufo. Pero al final acaba aceptándolo, sino no lo llevo conmigo. Creo que tiene miedo de que se lo estampe en la cabeza. A veces, puedo tener muy mala leche, sobretodo cuando un cuento respondón se pone pesado.