sábado, 29 de diciembre de 2007

Esperando el autobús

Me levanté un día después de una noche inquieta, delante del espejo tenía mala cara. Durante la noche soñé mucho pero no recordaba que. A veces mis sueños me inquietan tanto o más que la propia realidad. Soñé hasta cansarme y desperté sintiendo que me faltaba algo. Era un día como cualquier otro. Salí de casa cuando tenía previsto, el bus pasaba en 10 minutos y la parada estaba a 5. Caminé tranquilamente y cuando llegué me senté a esperar. En frente, en la parada del bus en la otra dirección, alguien esperaba igual que yo. Me fijé en ella porque tenía la misma bufanda que yo llevaba. Qué curioso, pensé. La misma bufanda de colores extralarga como las que a mí me gustan. En las manos tenía un libro gordo, debía tener más de mil páginas como el que yo me estaba leyendo. Empecé a ponerme nerviosa cuando se atusó el pelo al mismo tiempo que yo. Como estoy miope perdida y no me pongo nunca las gafas, las saqué del bolso. Ella hizo lo mismo. Me puse las gafas y la vi o debería decir me vi. A penas fueron tres segundos y el autobús llegó de golpe. Ya no podía verla, me subí y piqué el ticket. Rápidamente me acerqué a la ventana y miré al autobús que había en frente del mío, ella me miraba sorprendida. Entonces entendió al igual que yo, que aquella noche nos habíamos soñado dos veces.

jueves, 27 de diciembre de 2007

Callejeando

Mientras conducías por las calles de aquella ciudad que nos era desconocida, yo no paraba de mirar por la ventana. Todo me resultaba curioso y digno de ser observado. Todo, incluso tú. No me dejaste conducir el coche a pesar de que estaba alquilado a mi nombre. Hemos llegado a un punto en el que ya no hay retorno. No te fías de mí al volante. Reconozco que tres accidentes de coche en un mes no son un buen historial pero un poco de apoyo y lo mismo le cojo el truquillo, te dije resignada. Lo que nunca decías es que me pegué los piños por tu culpa, porque tú me distrajiste. Me ahorraré los detalles. Por aquella ciudad de calles sinuosas vagábamos sin rumbo. Solíamos recorrer así las pequeñas ciudades y pueblos por los que pasábamos, ni siquiera nos bajábamos del coche. Sólo circulábamos dando vueltas y vueltas por las calles hasta que nos cansábamos. Por fin, decidíamos parar siempre en el sitio que a mi más me gustaba y nos dedicábamos a achucharnos, mirar el paisaje, pasear, jugar a las formas de las nubes y esas tonterías de enamorados. No es que estuviéramos huyendo, es simplemente que seguíamos hacía adelante sin mirar atrás.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Cartografías

Escrito en mi mano llevo un mapa, las líneas me guían hacía donde quiero ir. Aún no conozco el camino, no logro visualizarlo pero me dejo llevar. Perdida en esta remota región de las montañas, lo único que hay a mi alrededor es nieve y más nieve. Cuando salí de casa hace ya no sé cuanto tiempo, hacía calor, de golpe ha llegado el frío y con él la nieve. Me hace sentir en casa. Aunque allí sé que ahora debe ser verano como cuando partí. Caminando por estos parajes helados suelo recordar aquello con nostalgia pero no con tristeza. Ahora sigo mi camino y no miro atrás. Al llegar a la encrucijada de caminos me paro. Hay tres sendas distintas para subir a la montaña, todas ellas heladas, nevadas y escarpadas. No sé cual coger. Cada una me llevará a un sitio diferente o quizá incluso al mismo. Pero sólo puedo escoger una. Es una decisión difícil. Me quito el guante y veo mi mano. Enseguida se me hiela, pero no importa. El mapa guía mis pasos. Aún recuerdo la noche en la que soñé que emprendía un viaje lejano en busca de algo que siempre había anhelado. Aquella noche soñé un viaje, soñé un mapa y un destino. Al despertar el mapa estaba escrito en mi mano y yo supe, que era el momento de partir.

p.d. la inspiración de mano del maestro jordi vidal: http://www.fotolog.com/hard_hit_people/13913511

martes, 18 de diciembre de 2007

Chaplin en Barna


Mi próxima exposición será esta. Unas 300 fotografías, fragmentos de películas y documentos de archivos familiares indagan en CaixaForum en la figura de Charles Chaplin en la primera exposición que analiza en España su trayectoria y la figura de su principal personaje, Charlot, convertido en icono universal. Estará del 20 de diciembre hasta el 27 de abril. Un maestro, me hace salir a la niña que hay en mí.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Little plastic castle

Vivo en una pecera. Redonda. Nado dando vueltas. Todos los días veo el mismo paisaje. Una casa que conozco como si fuera la mía, aunque no lo es. Duermo en mi pequeño castillo de plástico. Esperando... Esperando, un día mejor, un lugar mejor, alguien mejor. Todos los días vienes a verme y a darme de comer. Con tus grandes ojos, me miras complacido, mientras doy vueltas y vueltas buscando un sitio donde esconderme que sé que no encontraré. Me señalaste con el dedo, me elegiste y me metiste en una pecera de la que nunca me dejaste salir. Pero un día, mientras cambiabas el agua, me escurrí entre tus manos y caí por el desagüe. El viaje fue duro, difícil y cansado. Pero al fin, llegué al mar. Nadie estaba conmigo, no había ningún castillo de plástico en el que esconderme pero ya no importaba. Me esperaba el océano todo para mí, un océano donde nadar a mis anchas, con mil lugares por descubrir y otros como yo que se cruzarán en mi camino. Quedate con tu pecera y tu castillo de plástico. El mundo es demasiado grande y yo todo lo quiero ver.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Lucian Freud



Uno de mis pintores favoritos, nieto de Sigmund Freud. Desde que vi la expo en el Caixaforum de sus obras, estoy enamoradísima. Este es uno de sus autoretratos 'Reflexión'. Su especialidad los retratos y los desnudos. Mi favorito: 'Y el novio'. Abre su primera retrospectiva en el Moma en solitario. Si os dáis una vuelta por ny ya sabéis.
Dice Freud: 'Yo pinto a la gente no como es, sino como la veo'.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Indi!!!!!!!!!!!!!!!!!!!




Tengo unas ganas tremendas de ver esta peli. El viernes pasado vi por enésima vez 'Indiana Jones y la última cruzada' y disfruté otra vez como una niña. No paraba de sonreír. La verdad es que me la sé de memoria, más aún si en ella está mi adorado Sean Connery haciendo de papá de Indi. A ver que nos depara esta nueva entrega de la saga. Para mí sin dudas, el mejor cine de aventuras. Hay muchas expectativas. Estreno en Mayo. Ahí está el primer cartel.

martes, 11 de diciembre de 2007

Caminos



Todos los días cojo el mismo camino. Me lleva a donde tengo que ir. Lo he recorrido cientos de veces, me lo sé de memoria. Pero hoy al salir de casa, he notado algo extraño y cinco minutos después me he encontrado dando vueltas, perdida, sin saber como llegar al lugar al que pretendía ir. Me he asustado. Nunca me había pasado. Al final he conseguido volver a casa. Y ya desde allí, he vuelto a emprender el camino. A los cinco minutos las calles no me sonaban y me había vuelto a perder. Después de varios intentos, desistí. Era inútil, llegaba tarde, no tenía sentido volver a intentarlo. Al llegar a casa, me estaban esperando. Mi hermano, una amiga y el perro. Les he explicado lo que me había pasado. Mi hermano me ha dicho que he girado mal en la primera calle, que están de obras y que lo mejor era tirar por la calle paralela. Yo le he dicho que llevo años haciendo el mismo recorrido y que nunca me había pasado. Él ha vuelto a insistir. Mi amiga me ha dicho que lo mejor que podía hacer era coger el metro hasta la estación x y salir desde allí. Pero bueno, le he dicho, si en 15 minutos llego andando. No tiene sentido. Hazme caso, me ha insistido. El perro ha dicho, guau! Era lo único que me sonaba razonable. De todas maneras, he probado las diferentes propuestas. Opción uno. La ruta de mi hermano. He tirado por la calle paralela, también estaban de obras y no solo me he perdido sino que encima me he caído en una zanja y casi me rompo una pierna. Opción dos. La ruta de mi amiga. He cogido el metro, me he bajado en la estación que me había indicado y nada más bajarme me he dado cuenta de uno, estaba perdida nada más bajarme y dos, había ido en dirección contraria. Opción tres. La ruta de mi perro, un bulldog. Guau!!! He cogido al perro y le he dicho: guíame y en 10 minutos he llegado a mi destino por un camino nuevo y más cómodo. A partir de entonces, siempre cogí la ruta de mi perro. Moraleja: No te fíes de lo que dice la gente que no sabe de lo que habla y que encima te dice lo que tienes que hacer sin que tú le hayas preguntado. Fin.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Casa encendida

Al acercarse a la casa desde la carretera, se podía ver su luminosidad. Todas las luces encendidas, como diciendo, aquí vivimos, aquí estamos, aquí hay personas. A pesar de que la casa estaba situada en una zona apartada y que no había ninguna otra en las cercanías, vivíamos allí. Supongo que vinimos buscando paz y tranquilidad. Y lo cierto, es que lo conseguimos. Ya no teníamos que aguantar a los vecinos ruidosos, los coches que pasan por la calle, las incomodidades de la gran ciudad. Vivíamos tranquilos en nuestra casa encendida, donde siempre había luz, fuese la hora que fuese. Debíamos parecer un árbol de navidad en plena naturaleza. Al entrar en casa la luz nos acogía cálida y nos sentíamos a gusto. En ninguna otra casa nos sentíamos así, quizás por eso decidimos venirnos a vivir aquí. Aquella tarde hubo un corte de luz en la zona y nuestra casa fue la única que no permaneció a oscuras. Era extraño. Pero más extraño fue aún que durante los días siguiente los cortes de luz se repitiesen y que nosotros no los padeciéramos. Al ir al pueblo más cercano a comprar algunas cosas, los vecinos nos miraban con ojos recelosos y nosotros volvíamos corriendo a casa, a nuestra luz y a sentirnos seguros. Hasta aquel día, aquel día en que se fue la luz. Nos quedamos a oscuras el día que cayó la gran nevada que nos dejó atrapados en casa. Y de repente, empezamos a oír ruidos, como de cables que se estiran y se retuercen. Empezaron a saltar las instalaciones de la luz. Los cables se soltaron por fuera de la casa y empezaron a rodearla. Se lanzaban como serpientes atacando las ventanas de la casa. Chocaban contra los cristales. Gritamos asustados. Cubrimos las ventanas para protegernos, pero de golpe, los cables internos de la casa empezaron también a moverse y cobrar vida. Los cables de las lámparas se retorcían y se lanzaban contra nosotros. Huíamos corriendo por toda la casa, a oscuras. Temiendo. Gritando. Uno de los cables se enrolló alrededor de su cuello y en pocos segundos murió ahogado. Yo corrí sin mirar atrás. Me encerré en uno de los lavabos pequeños. No tenía ventanas. Estaba a oscuras. De pronto se encendió la luz. Y me puse a llorar. Mientras los cables empezaban a retorcerse por las paredes y empujar para romperlas y llegar hasta mí, cerré los ojos y deseé no estar allí. De pronto, el pequeño cuarto de baño de apenas metro y medio empezó a llenarse de agua, mientras más golpeaban los cables, más subía el nivel del agua. Ya me llegaba al cuello y cuando los cables por fin traspasaron las paredes y me iban a envolver amorosamente con su abrazo mortal, ya no estaba allí. Estaba nadando en un mar desconocido, luchando por subir a la superficie para poder respirar. Y cuando por fin lo logré me sentí feliz. De estar allí, de que no hubiera cables y de saber que en otra vida fui pez. Al fin, estaba segura, aunque fuera de noche y la única luz que viera fuese la del sol reflejada en una maravillosa luna llena. Nunca más volveré a encender un interruptor. Lo juro, me dije a mi misma y me quedé tranquilamente flotando a la espera de que me rescataran. Porque sabía que venían a buscarme. Esas cosas, siempre las he sabido.

Blood on the tracks


Hoy me he desecho de este disco. No lo quiero. No os asustéis, no me he vuelto loca. Me compro la colección de dobles cds de El Periódico y ahora que lo tengo otra vez, he decidido desprenderme de mi copia del cd. ¿Porqué? Pues porque me lo regaló alguien a quien prefiero olvidar. En realidad, hace tiempo que ya no existe. Había pensado tirar el cd a la basura, quemarlo, romperlo a trozos, pero es Dylan y no podía hacerle algo así a un disco suyo. Es superior a mí. O sea que al final lo he regalado. A alguien que le gusta Dylan. Tan sencillo. Por suerte para mí nunca consiguió que asociara Dylan a su persona, le queda demasiado grande. Jamás, jamás, jamás, dejaré de escuchar música por una persona, me trae sin cuidado quien sea o lo mal que se portase conmigo. Y menos dejar de escuchar a Dylan. Pero ahora me deshago de este peso que cargaba en la mochila y me siento más ligera. Y en mi nuevo mp4 que me han regalado mis amigas por mi cumple, voy escuchando el 'Blood on the tracks', esta vez grabado de mi propio cd.

Poster Los crímenes de Oxford







Ya tenemos el poster de la peli. Viva la señora mayor!!!!!!!!!!! El estreno el 18 de enero!!! A ver si me puedo escapar a los madriles para verla con mis compis blogueros.

viernes, 7 de diciembre de 2007

No mires a los ojos de la gente, me da miedo, siempre mienten...

Aquella mujer pasaba todos los días por delante de mi tienda. Tenía una maravillosa melena leonina negra azabache. Nunca le veía bien la cara, pero su porte era majestuoso, con estilo, delicado y a la vez fuerte. No paraba de pensar en ella. Siempre pasaba a la misma hora y yo me quedaba embobado mirándola. Pasaban los días y mientras el trabajo se tornaba monótono, lo único que conseguía animarme era pensar en que la vería a ella pasar con su melena ondeando al viento, con prisas, hablando por teléfono o mirando distraidamente al otro lado de la calle, o cargada de paquetes, siempre, ella y su melena. Nunca le veía la cara pero sabía que era bella. Increíblemente bella. Un día se paró. De golpe. Justo delante del cristal del escaparate. Se paró y se giró para mirarme. A mí. Me miró. Lo que había estado deseando desde hacía meses por fin se iba a hacer realidad. Me miró. Me miró con unos intensos ojos rojos. Todo se oscureció de repente. De su leonina melena salieron como embrujadas un sinfín de serpientes sibilinas que me miraban con rojos ojos amenazantes y me enseñaban sus colmillos venenosos y su lengua viperina. Y la miré a los ojos. Esos ojos inyectados en sangre que tanto había ansiado ver y lo único que vi fue oscuridad y terror. Y de sus labios coronados por unos colmillos afilados como en un susurro de lengua bífida me dijo: No mires a los ojos de la gente, ten miedo, siempre mienten...Y desapareció. Todos los días a la misma hora pasaba la misma mujer por delante de la tienda, pero ya no había nadie allí. El escaparate estaba vacío y la tienda cerrada. Su dueño...quién sabe donde estará, quizá se convirtió en estatua por no hacer caso de lo que dicen: No mires a los ojos de la gente, siempre mienten...

jueves, 6 de diciembre de 2007

Will Johnson


No dejéis de escucharlo. Ayer fui al Sidecar a verlo por recomendación de un amigo y estoy enamoradísima. Tanto sus discos en solitario como con centro-matic y south san gabriel. Aquí podéis escuchar su música. I hope you like it.

El silencio

El silencio. El silencio. El silencio y la música. Allí delante, solo ante el peligro, donde aunque todo el mundo te mira te sientes solo. A veces. Otras no. La ropa al moverse cruje, una manga que se sube, un cuello de camisa que se coloca bien. Y la chicharra. La chicharra que no deja de molestar. Se oye el respirar de la gente, sus sonrisas cuando no se pueden oír porque solo son un gesto, son silencio. A veces me pregunto que hago aquí, pero entonces cierro los ojos y me dejo llevar. Luego cuando todo acaba, sonrío porque veo que todos sonríen y eso me hace feliz. Entonces me pregunto, ¿Por qué coño me hago preguntas tan tontas de las que ya sé la respuesta?

martes, 4 de diciembre de 2007

2666




Quiero darle las gracias a Gus por recomendarme muy mucho este libro. Llevo apenas 100 páginas y me tiene atrapada. No puedo parar de leer. Menuda obra de Roberto Bolaño. Me la cogí ayer en la biblioteca y no puedo parar, no puedo parar...Es colosal. Literatura en estado puro. Jo, que ganas tengo de saber que pasará con Pelletier, Morini, Norton y Espinoza y su pasión por Archimboldi. Os mantendré informados.