sábado, 18 de febrero de 2012

Perdiendo trenes, perdiendo aviones


Después de haber perdido el último metro, creo que no llego, está claro. Mi avión despegará y yo me quedaré en tierra. Me arrastran, no puedo soltar el lastre. Van a su paso lento, quiero correr pero no puedo. Atrapados en el ascensor que nos lleva a las catacumbas, cada uno por un lado. Las vías equivocadas. Saltan y cruzan sin mirar, los trenes pasan veloces como flechas y tengo miedo, las vías electrificadas gritan mientras las ruedas chirrían al frenar. Saltan y saltan de raíl en raíl como si flotasen pero al acercarme al andén, las descargas me escupen hacía dentro. Tengo que correr y subir y bajar escaleras para llegar al andén contrario. Pero ya no hay nadie. Les grito sin obtener respuesta. Al final me subo al vagón. Por el camino perdí mi equipaje pero no el lastre. Las puertas se cierran, el tren se pone en marcha y las luces se apagan. Todo el mundo callado, mira al vacío como sino estuvieran vivos, quizás no muertos. Grito su nombre pero nadie me responde, ando por los vagones, pero nadie me mira, nadie me ve. Una mano de golpe me agarra, me asusto, me han encontrado, de golpe todo el mundo habla, las luces se encienden. Han vuelto a la vida. El recorrido en metro se hace eterno hasta llegar al tren. Conexión directa. Pasamos por estaciones subterráneas que nunca supe que existían porque no existen. Y al final del trayecto cogemos por fin el tren. Miro el reloj que no llevo en la muñeca, el tiempo corre y seguimos llegando tarde pero a nadie parece importarle. El tren recorre la costa, los raíles sobre la arena de la playa mientras al lado la gente toma el sol y se baña aunque es pleno invierno, como si el tiempo mutara mientras pasamos a toda velocidad. El mar cambia de color del azul más intenso al verde turquesa incluso se vuelve fosforescente y desde mi ventana puedo ver a los peces mutando por la contaminación y a la gente bañándose alegremente a su lado como si nada. El tren va tan veloz que los paisajes se confunden mientras giramos hacía el mar, las vías se meten cada vez más profundamente en el agua mientras nosotros seguimos tránsito por encima del mar, ahora ya sé que no vamos al aeropuerto, no sé donde vamos de hecho, pero está claro que llegaremos tarde y perderemos el avión. Pero estoy segura de que ese avión ya no es importante, ahora sigo otro camino.

p.d. Se que tengo esto abandonado, a ver si vuelvo a aparecer más por aquí.

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