Blog personal de Anabel Vélez. Periodista musical colaboradora de las revistas Ruta 66, Ritmos del mundo y la web MétronomeMusic. Lectora empedernida, cinéfila absoluta, melómana hasta las trancas. Escribo relatos y los publico aquí.
jueves, 25 de octubre de 2007
Lluvia
He salido a la calle. En el trabajo me estaba agobiando, hace frío pero aquello parece una sauna. Me he puesto el abrigo, he cogido el monedero y las llaves y he salido. El día amaneció nublado y amenazando lluvia y no se decidió hasta que salí por la puerta. Fue nada más pisar la calle y empezar a caer las primeras gotas, una llovizna casi imperceptible. Maldita sea, pienso. Siempre me pasa lo mismo. El cielo y las nubes me leen el pensamiento. Aún así, decido salir, mejor eso que volver dentro. La gente empieza a dispersarse, unos corren y otros, como yo, caminan tranquilos. La lluvia hay que disfrutarla, pienso. Respirar el olor a tierra mojada, las suaves gotas de agua que caen delicadamente,...Me pongo la capucha, meto las manos en los bolsillos de la chaqueta y me paseo un rato por las calles del centro. Aún hay actividad. La lluvia empieza a apretar. Si sigue así me voy a poner como una sopa. Miro al suelo. Los círculos de agua que caen al suelo son cada vez más grandes. Entonces lo veo. O más bien debería decir, no lo veo. Las zapatillas no están. No, no, no es que haya salido de casa descalza, es que no hay zapatilla, no hay pie, no hay nada. Poco a poco y a medida que los bajos del pantalón se van mojando desaparecen. Es como si la lluvia los borrase. Miro a mi alrededor asustada en busca de ayuda pero de golpe y porrazo la calle está desierta. Sólo estamos yo y la lluvia. ¿Será lluvia radioactiva?, me pregunto horrorizada. Voy a ser la mujer invisible como esto continúe así. Lo cierto es que no duele, más bien al contrario, hasta parece agradable. Así que en vez de resguardarme bajo cualquier balcón, extiendo las manos y observo como la lluvia me va borrando, como me diluyo en las gotas de agua que caen y mientras más aprieta la lluvia más me diluyo yo. Me diluyo hasta desaparecer. Sonrío. Estaba claro que aquel día no tenía que haber ido a trabajar, aún así sonrío, aunque nadie lo pueda ver.
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1 comentario:
Yo siempre he sido de ir sin paraguas bajo la lluvia. Me gustan los días de lluvia...el olor...ese frescor humedo...el sonido de los truenos...
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