Coco estaba despierta. Llevaba varias horas sin dormir pero no le importaba. Había soñado y había tenido terribles pesadillas plagadas de ratas. No sabía porque. Su casa estaba invadida, los exterminadores iban cerrando habitación por habitación a medida que las iban limpiando. Las ratas se comían todo hasta lo incomible, campaban a sus anchas por el piso. Una rata enorme, de casi medio metro se le acercó amenazante mientras otra le cayó en la cabeza. Los exterminadores la fumigaron de la cabeza a los pies. Aún así no se despertó, tuvo tiempo de ver la ratas gemir y retorcerse hasta morir, pero volvían a salir de la nada. Entonces, se despertó bañada en sudor. Hacía semanas que Coco soñaba con ratas pero no le importaba. Bueno, lo cierto es que en los sueños lo pasaba fatal pero luego se despertaba y sabía que solo eran eso, sueños y se sentía mejor. Así que llevaba varias horas despierta en silencio, él a su lado estaba dormido y respiraba tranquilamente. Coco, lo miraba y trataba de no pensar en ratas. Estuvo a punto de quedarse dormida tres o cuatro veces pero se mantuvo despierta, lo cierto, es que las ratas la aterrorizaban. Y sus sueños estaban plagados de ellas. Iba a tener que llamar a un exterminador de ratas en sueños, consultaría con Morfeo. Se abrazó a él con fuerza pero con la suficiente suavidad para no despertarlo. Eran solo pesadillas y no quería molestarlo por eso. Parecía cansado. La luz entraba tenuemente por la persiana de la habitación. Las ratas acechaban a Coco y estaba empezando a enfadarse. Coco se enfadaba muy pocas veces pero cuando lo hacía ardía Troya. Malditos roedores!!!! Dio un respingo, él se movió en sueños, ella intentó moverse con lentitud para no despertarlo. Esperaba que no soñase con ratas sino con algo agradable. Por la manera en la que se movió no parecía ser una pesadilla. Coco se levantó de la cama y se paseó por toda la casa en silencio mirando debajo de los muebles, en los armarios, en el cesto de la ropa. Nada. No había ratas. Se sentó a oscuras en el sofá y se puso a pensar. ¿Porqué soñaba con ratas? De repente, una puerta salió de la nada dibujada en la pared y se abrió, se hizo la luz. Morfeo responde a sus preguntas. Las ratas desaparecerán cuando te enfrentes a tus miedos. Coco sonrió y se fue de cabeza a la cama. Despacio para no despertarlo se acurrucó a su lado, se tapó con las sábanas y lo abrazó. Cerró los ojos con fuerza y se durmió. Las ratas la esperaban, esta vez no tenía miedo. Lindos roedores, venid a mí, parecía decir...
1 comentario:
Ehhhh... ¿Y no se le podría pedir a Morfeo una pastillita para, llegado el temible cara a cara, evitar algún posible contagio por mordisco de ratoncito?... Yo es que prefiero plantar cara pero con precaución. ¡Je, je!.
Me gustan mucho tus historias. Es genial desconectar después de la rutina con ellas.
Me alegro de que te gusten Pearl Jam. Yo les ví el pasado septiembre en el Palacio de los Deportes de Madrid y aluciné!. Me pareció un grupo totalmente honesto que disfruta con la música.
Saludos yonísticos y del Sr. Bombillo Quinqué, que también se alimenta de tus relatos.
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