Hámster

Me he comido un hámster. No sé porque lo he hecho. La verdad es que me lo regalaron hace dos meses y no nos hemos hecho el uno al otro. Me miraba con esos ojitos desde su jaula y creo que yo no le gustaba. Ni siquiera le puse nombre, supongo que porque sabía que no estaría conmigo demasiado tiempo. Nunca me imaginé que se iría de esta forma pero esta mañana me he levantado, he ido a darle de comer, bastante hastiada y lo he cogido entre las manos, lo he sacado de la jaula y como Diana en V, me lo he zampado. La verdad es que me ha sentado como un tiro. Por dios, que indigestos son los hámsteres. Claro, con todo ese pelo...Me he levantado de la siesta con unas ganas espantosas de vomitar y el hámster ha salido disparado. Lo mejor de todo es que estaba vivo, como si no le hubiese pasado nada. Ya no me miraba con los mismos ojitos odiosos. Hasta me ha hecho mimitos. Me da miedo. Ya lo tengo decidido. Mañana se lo regalo al niño del vecino, no me vaya a dar por zampármelo otra vez.