miércoles, 3 de agosto de 2011

Lecturas veraniegas

El verano es para la policíaca, al menos para mí. Parte de julio fue de Elisabeth George y su inspector Lynley en Cuerpo de muerte, donde volvemos a encontrarnos a Lynley en Scotland Yard. ¿Volverá al trabajo después de su terrible perdida? El cadáver de una joven se ha encontrado en un cementerio de Londres. No digo más, hay que leerla. Desde que la descubrí me ha entusiasmado Elisabeth George y los personajes que ha creado no sólo ese inspector tan particular, Thomas Lynley, aristócrata convertido en polícia sino su singular compañera Barbara Havers o el respetuoso Nkata y el resto del equipo. Este es su último libro pero recomiendo empezar por el principio de la serie para conocer bien a los personajes con Una gran salvación.
Después de eso un poco de terror clásico, recomendación de Neil Gaiman. The Haunting of Hill House de Shirley Jackson, hicieron una peli de este libro con Liam Neeson, Catherine Zeta Jones, Owen Wilson y Lili Taylor, nada que ver con el libro desde luego. La película es de 1999 y el libro de Jackson de 1959. Mucho menos sutil la película y más gore por supuesto. Aunque el libro es más naïve, lo prefiero, la película no era nada del otro mundo y pervierte las sutilezas del libro original. Una casa hechizada en la que nadie se atreve habitar o ni siquiera acercarse, un investigador y tres voluntarios que se prestan a probar si la casa está realmente maldita.


Ahora estoy inmersa en Asuntos Internos de otro de mis totems policíacos, Ian Rankin. No es otro libro del inspector Rebus, uno de mis polis favoritos junto al Wallander de Henning Mankell. En este caso y como su propio nombre indica entramos en el mundo de los polis que investigan a otros polis, aún estoy en el comienzo. Pero promete. Siempre que lees a Rankin en seguida te ves en las calles de Edimburgo.


Pero el verano, sin duda, siempre es de Sir Arthur Conan Doyle y las obras completas de Sherlock Holmes. Las tengo en una edición de tres tomos de Orbis. Todos los años por estas fechas cojo alguno de los tomos. A veces los leo ordenados, otras escojo un tomo al azar y un relato al azar, voy alternando, pero siempre vuelvo mis pasos lectores hacía Holmes. Es una edición de los ochenta, las páginas están un poco amarilleadas, pero da igual. Es Holmes. Han viajado conmigo, han ido a la playa, en bus, en metro, en coche, en avión. Aunque los leas mil veces, los casos de Holmes siempre te sorprenden. Esa es la magia de la buena literatura, la que perdura. La esencia de la magia. Elemental, mi querido Watson.

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