lunes, 20 de agosto de 2007

Yo entre la multitud

Llego tarde. He quedado para ir a ver a unos amigos tocar en las fiestas de Gràcia. El metro está abarrotado. Todo el mundo va allí. Gràcia es un hervidero. Y yo llego tarde. Más que caminar corro, no me quiero perder el principio del concierto. La gente me mira mientras ando aceleradamente. Me estoy empezando a estresar. Corro, corro y corro. Y en una de esas carreras me caigo. Trompazo y se acabó!!!!!! Llevo falda y me hago polvo las rodillas. Lloro desconsolada. Duele. La gente me rodea. Me mira en círculo, sin acercarse a mí. Nadie me ayuda. Y entonces la veo. Me veo. Estoy ahí, entre la multitud, mirándome a mí misma. La expresión de mi cara es serena. Sonrío. Me sonrío a mi misma y me voy. Me voy mientras me quedo tirada en el suelo con las rodillas hechas polvo, como cuando era pequeña y me caía cada dos por tres y unas bonitas costras adornaban siempre mis rodillas. Vuelvo a ser una niña por unos instantes. Pero ya no estoy aquí, ya me he ido, he seguido mi camino rumbo a Gràcia. Me esperan.

7 comentarios:

princess dijo...

que mala onda,te dejaste solita, llorando y ve tu a saber si no te se vio algo en la caida jajajaja yo me hubiese levantado a mi misma, apartado a la multitud y momandome de la mano correria para tratar de llegar a tiempo
pd yo tambien me caia mucho de niña, mis rodillas pueden confirmarlo, tu y yo eramos niñas revoltosas!!!
Saludos desde Mexico

Julio Rodríguez dijo...

Vaya por dos! Yo tb era muy don trompazos cuando era enano.
Y qué tal fue el concierto? Este jueves voy al de unos amigos míos yo tb aquí en Pontevedra.
Ya te contaré.
Un besito.

gus aneu2 dijo...

Pobres rodillas, así las tengo ahora, recuerdo la sensación entre fascinación, asco y dolor al ir quitandome la costra de las heridas y descubrir la parte rosada de la nueva piel y esa búsqueda de los límites cuando llegaba con pavor a la parte en la que aún sangraba la herida.
Y no recuerdo si alguna ve me comía la costra, o sólo lo pensaba.
Lo dicho, que asquito.
Un beso

isaac dijo...

coincido con gus... eso de arrancarte la costra era uno de esos pequeños placeres de nuestra infancia y que, por desgracia, hemos dejado atrás junto con otro tipo de sensaciones...

gus aneu2 dijo...

Déjate Isaac, que a mi ahora cualquiera de aquellos golpes de la infancia me dejan de baja, y ya sabes el chiste del genio y los autónomos.
El otro día estuve en casa de mi madre de limpieza y recolocación de libros, escalera de mano arriba, escalera abajo, y tuve agujetas una semana.

Mr. D dijo...

Me encanta la frase de "Me voy mientras me quedo tirada en el suelo con las rodillas hechas polvo". Es como muy onirica y misteriosa.

Ya hemos vuelto del norte! Menudo tour más loco te has perdido...ya estamos planeando los siguientes!

Wendy Pan dijo...

y, y, y, cuando tenías que doblar la rodilla pa sentarte, lo que costaba. Y luego pa estirar la pata, aaaaaaaaagh! que horreur

También me has recordado un tortazo que me pegué yo por llevar una falta "un tanto estrecha",jejeje (ahora me río)...
Querida el tiempo lo cura todo, incluso la sensación de abandono al dejarte a ti misma allí tirada.

Besos en las rodillas