jueves, 6 de septiembre de 2007

Tupperware


Hacía semanas que la reunión estaba preparada. Mi compañera de piso me lo anunció con antelación. Nena, haré una reunión Tupperware el día 18 y exijo tu asistencia. No acepto no por respuesta, es si o si. A pesar de inventarme una y mil excusas y uno y mil planes, al final un resfriado común me mantuvo encerrada en casa. Las horas iban pasando inexorablemente y ya me veía rodeada de marujas hablando de los beneficios del tupper para conservar los alimentos. Aún recordaba aquellas eternas reuniones en casa de mi madre cuando era pequeña, las mujeres cotorreando, los tuppers yendo y viniendo. Verdes, rojos, amarillos, azules. Los colores me gustaban pero las reuniones eran tremendamente aburridas. Lo único que me gustaba era que me dejaban juguetear con los cacharros de plástico hasta la saciedad. Y allí estaba yo con 38 de fiebre, una tarde de sábado rodeada de seis mujeres dispuestas a comprar tuppers a mansalva para llevarse la comida al trabajo, guardar el embutido o meter la carne en el congelador. La reunión empezó puntual y mi compañera de trabajo fue directa al grano. Lisa estaba destrozada su novio se la pegaba con la vecina del quinto, lloraba a moco tendido. Rona había topado con un chuloputas que la ninguneaba. Esther salía con un hombre casado que le prometía mil veces dejar a su mujer y nunca lo hacía. Marta salía con una abogada que de golpe y porrazo se había vuelto hetero. Nicole, Nicole tenía un rollo muy raro con su hermano y mi compañera de piso llevaba el cotarro de la conversación. Y mientras, yo me preguntaba, ¿qué tendrá que ver esto con los tupper? Parecía una reunión de corazones rotos anónimos. Hola me llamo menganita y me han destrozado el corazón. Y entonces, mi compañera de piso nos mostró el género. Los tuppers. Una gama completa de tuppers de colores diferentes. Pero lo mejor no eran lo prácticos, sencillos de usar o baratos que eran, sino lo que contenían. Dentro de cada tupper había un corazón latiendo. Un corazón vivo. Y esto era una reunión de tuppercorazones partíos, donde podías cambiar tu corazoncito hecho pedacitos por el desgraciado de turno por uno nuevo de trinca y sin estrenar, para vivir el amor como si fuera por primera vez. También tenías corazones maduros y hechos a prueba de bombas, para vivir los caprichos del amor sin sobresaltos porque ya estás de vuelta de todo. Corazones divorciados, corazones solteros empedernidos, corazones amantes hasta la muerte, corazones para todos los gustos. No tenías nada más que dejar el tuyo y cambiarlo por otro. Eso sí, previo pago del tupper en cuestión y dejando una ficha completa de tu historial amoroso para que futuras usuarias pudieran conocer sus antecedentes. Yo aún estaba alucinando cuando todas habían ya escogido sus respectivos 'nuevos corazones', esto era como un heartcrossing o algo así. Todas me miraron sonriendo y mi compañera de piso me dijo: Ahora te toca a ti, cariño, ¿qué corazón quieres tú? Y yo con los ojos abiertos como platos le dije: Gracias, pero creo que de momento aún me quedan cosas por vivir con este. Bueno, respondió ella, pero ya sabes, te apunto para la próxima reunión tupper. Yo asentí y esperé a que todas se fuesen para meterme en la cama de cabeza, ponerme el termómetro y drogarme hasta las cejas. Esto no podía ser real, tenía que haberlo soñado. Varios meses después en el calendario había marcada una fecha: Tupper reunión de corazones partíos, ponía. Pensé durante unos momentos si me gustaba mi corazón y todo lo que había vivido con él y decidí que ese fin de semana me iba al campo de excursión. Creo que de momento, no necesito ningún tupper nuevo.

10 comentarios:

danx dijo...

Quiero reunion tupper cerebros ríos, con malfuncionamiento o simplemente pobre.

Bso grande

lenoreanabel dijo...

Qué grande eres dani! qué grande! besote para tí y a ver si nos vemos prontito.

Mr. D dijo...

Que bueno! Daría para un corto inquietante...

A ver si vienen pronto a casa a hacer una reunión de Heart-Ware, que el mio lo tengo hecho un asquito.

Llaman a la puerta! (...)

Calla, eran de Avon...

Mary Westmacott dijo...

Uhm, creo que me hubieras visto en muchas de esas reuniones en el pasado, pero yo lo cambie por un corazon de diablo
:)

isaac dijo...

Cuando empecé a leer este texto tuyo vinieron a mi cabeza, infinidad de pesadillas que tuve durante mi infancia gracias a mi abuela.

Yo no iba a reuniones en casa de ella, con solo dos o tres amigas interesadas en pillarse el juego completo de tuppers rojos de tapa transparente... no, yo iba a las asambleas generales

Todos los lunes de mis vacaciones de verano estaban destinados a sufrir y a ver a ochenta o cien señoras mayores de cincuenta años cantando el Padre Nuestro tras el himno de Tupperware para acabar por ver como se disponían a explotar globos con sus enormes traseros para poder ganarse el juego completo de tuppers rojos de tapa transparente.

Mi vida nunca se recuperará de esas aterradoras mañanas de lunes.

MORELLA dijo...

OOOhhhh!Bravo, bravo, bravo. Me ha encantado y coincido en que daría para un corto muy interesante e inquietante ...

MORELLA dijo...

OOOhhhh!Bravo, bravo, bravo. Me ha encantado y coincido en que daría para un corto muy interesante e inquietante ...

Phil Hartman dijo...

Un cuento precioso.

Deberías escribir algún guión, si no te dedicas ya a ello.

¿Dónde está la isla de themyscira?

lenoreanabel dijo...

Gracias a todos por vuestras palabras. Ya veo que los tuppers nos han marcado a todos. jejeje. Gracias morellita, anna tu corazón del diablo es el mejor. Mr. d marchando un heartware. Isaac no te preocupes, estas reuniones no tienen nada que ver con las tuyas que por cierto, darían para un corto de terro.jejeje.
Phil no me dedico a escribir guiones pero no eres el primero que me lo dice, quizás debería probar. La isla de themyscira es la isla donde nació wonderwoman, la isla de las amazonas. Localización: donde una quiera que este. ;-)

Phil Hartman dijo...

Digo lo de los guiones por la forma que tienes de mostrar a tus personajes, de darlos a conocer. Es todo extrañamente poético.

Pero no necesariamente cinematográfico.