lunes, 5 de febrero de 2007

Caperucita tenía hambre

Caperucita tenía hambre. Caminaba por el bosque. Su abuelita la esperaba. Sus tripas rugían. No había tenido tiempo de probar bocado en todo el día porque su madre la tenía muy atareada, recado va recado viene. Y ahora rumbo a casa de su abuelita se sentía desfallecer. Hasta su linda caperuza de color rojo le pesaba sobremanera. Pensó en quitársela y tirarla de cualquier manera, pero era un regalo de su abuelita y si lo hacía, su madre se enfadaría. Lo cierto, es que ya estaba un poco harta de tanto paseo arriba y abajo por el bosque para llevar cosas a su abuelita. ¿Porqué no se llevaban a la abuelita a casa y así todo sería más fácil? La pobre vivía solita sin nadie que la ayudase. Y en esto iba pensando Caperucita cuando el lobo feroz se cruzó en su camino. El lobo feroz era enorme, tan grande que su sombra tapaba a Caperucita pero esta no se asustó. Hola, dijo, ¿quién eres y qué quieres? Y el lobo, sonriendo dijo: Soy el lobo y vengo a comerte. Me muero de hambre. Y entonces Caperucita que llevaba horas sin comer y que estaba muerta de hambre, se pilló tremendo cabreo y en un arrebato histérico hambriento se lanzó sobre el lobo feroz, le hincó los dientes en el cuello con pelos y todo y se lo comió. Se lo comió enteró hasta casi reventar y lo poco que sobró, lo guardó para después por si le daba más hambre. Y así con su cestita y su caperuza roja la linda caperucita siguió su camino hasta llegar a casa de su abuelita. Para sorpresa suya, su abuelita que en teoría no podía ni moverse de lo viejecita que era, estaba montando un sarao tremendo y bailando como una loca con uno fornido leñador. Encima que me paso el día para arriba y para abajo recado va y recado viene porque esta la pobre que no puede ni moverse, resulta que es mentira. Caperucita se pilló tremendo cabreo y viendo el hacha que el leñador había dejado en la puerta, la cogió, dejó la cestita en el suelo y entrando a bote pronto, se lió a hachazo limpio sin compasión. Se acabó la abuela, se acabó el problema. Como la niña había visto muchos capítulos de csi, preparó la escena del crimen como si hubiese sido un crimen pasional y la abuelita y el leñador se hubieran liado a hachazo limpio mutuamente y llamó al 091 para avisar del horroroso crimen. Total que la linda Caperucita pudo hacer la suya desde entonces porque ni le molestó el lobo feroz, ni la abuelita. Fin.

2 comentarios:

gus aneu2 dijo...

pobre lobo, pobre leñador, ¿y el diablo?¿no se le cruzo a caperucita?porque si se llegana tropezar ya no se te aparece más.

lenoreanabel dijo...

jajajajaja. No sabía donde contestarte Gus. Aún no he visto el youtube que en el curro nos tienen restringido el acceso a internet, solo blogs y diarios. El diablo está descansando en su reino infernal pero no te preocupes, que reaparecerá, hierba mala nunca muere. Mira, que lo mismo llamo a caperucita para que me haga un trabajillo, seguro que llegamos a un acuerdo. Gracias por la sugerencia. ;-)