miércoles, 7 de febrero de 2007

Le moustache

Le moustache nació con un pequeño y tupido bigotito. Pensaron que como algunos niños que a veces nacen con pelo pero a los pocos días lo pierden, a ella le pasaría lo mismo, pero lo cierto es que el bigote no solo no se cayó sino que continúo creciendo. Así que Le moustache, como todos comenzaron a llamarla desde pequeña convivió con su bigote. Sus padres tremendamente preocupados pensaron que su hija siempre sería una desgraciada, por eso, empezaron a afeitarle el bigote desde que nació. La niña creía en su ingenuidad infantil que todas las niñas se afeitaban el bigote y cuando descubrió que no era cierto, sufrió un shock. Lejos de amilanarse o sentirse inferior, Le moustache decidió que no se iba a quitar su signo distintivo y desde su más tierna infancia lució un tupido bigote castaño que cuidaba con primor. Muchas peleas tuvo con sus padres, ya que ellos pensaban demasiado en el que dirán. Pero Le moustache estaba decidida. Ella era como era y si a la gente no le gustaba que no la mirara. Al contrario de lo que pensaban sus padres, Le moustache no produjo rechazo entre sus compañeros de colegio ni entre las gentes del pueblo sino que fue aceptada sin problemas. Sus padres emocionados pudieron respirar tranquilos, su hija tendría una infancia normal. Sus amigos la llamaban cariñosamente Le moustache y a ella no le importaba. Lo cierto es que la niña se convirtió en una joven y hermosa muchacha por la que todos suspiraban. Pronto, fue considerada la joven más atractiva del pueblo y los jóvenes del lugar se disputaban sus afectos. Le moustache por su parte continuaba su vida ajena a todo esto. Era feliz. Pero pronto, las mujeres del lugar empezaron a envidiarla. Los hombres, niños, adultos o ancianos del lugar bebían los vientos por la joven Le moustache. Incluso hombres de los alrededores viajaban al pueblo solo para tomarse algo a las puertas de la tasca y poder así ver a Le moustache pasar por delante con la cesta de los recados de su madre. Los padres de la joven empezaron a preocuparse y quisieron mandarla lejos pero Le moustache no quería abandonar su tierra natal y menos a sus padres. Así que un día, llevadas por la corrosiva envidia, las mujeres del pueblo acorralaron a Le moustache y le afeitaron el bigote con un método revolucionario que aseguraba la efectividad total y la ausencia de bello de por vida. Le moustache denunció el hecho ante las autoridades pero que iban a hacer si lo único que hicieron fue afeitarle el bigote, ¿detener a todas las mujeres del pueblo? No estaría mal gritó la joven entre lágrimas, me han robado mi bigote. Le moustache sintiéndose ultrajada decidió marcharse del pueblo y dejar atrás a aquella troupe de celosas y desconfiadas. Así fue como Le moustache emprendió viaje y se fue a conocer mundo. Para disgusto de las mujeres del pueblo, Le moustache volvió a reaparecer con bigote y todo en todos los diarios del mundo. Por lo visto, el método revolucionario no era tal y a Le moustache le volvió a crecer el bigote un año después y más vigoroso que nunca. La joven, ya mujer, se convirtió en una reputada experta en bigotes aconsejando incluso a emperadores prusianos en el cuidado de su mostacho. Le moustache volvió al pueblo a por sus padres y para sorpresa suya, todas las mujeres del pueblo lucían bigote. Creyeron que así sus hombres les prestarían más atención, pensó la joven. Pero lo cierto es que corroídas por la envidia, acudieron a una curandera que les dio un remedio crece pelos y ahora no solo tenían bigote, ya me entendéis. El remedio revolucionario no funcionó contra los potingues de la curandera, por más que lo intentaron. Al contrario de lo que les pasaba con Le moustache y su gracioso bigotito, los hombres del pueblo las repudiaban. Le moustache se sintió triste. Nunca pensó que llegaran hasta tal punto las envidias de las mujeres y les ofreció ayuda en todo lo posible, pero las mujeres del pueblo ultrajadas intentaron agredir a Le moustache con los remedios de la curandera, por suerte, Le moustache había aprendido el arte de la esgrima con cierto famoso espadachín que le había pedido consejo sobre su bigote y salió airosa del entuerto. Así, nuestra joven abandonó su pueblo natal con sus padres para irse a vivir a una estupenda mansión en la gran ciudad y vivir feliz el resto de sus días mientras el pueblo donde nació pasó a ser tristemente conocido como el pueblo de las mujeres lobo. Fin.

7 comentarios:

gus aneu2 dijo...

Delicioso.

Teniente Colombo dijo...

Qué divertido y original. Me ha gustado mucho.

lenoreanabel dijo...

Gracias. ;-)

Mary Westmacott dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Mary Westmacott dijo...

Cada vez me gustan mas tus cuentos!!
Apasionante forma de describir la envidia. Y hablando de envidia, pues no, no hay tal amiga, Lenorabel.
Esta vez abri los ojos y pude ver el lobo debajo de la piel de cordero antes de atacarme..del todo.
Beso!

Bea_Sugar84 dijo...

maravilloso el cuentecillo, muy divertido. echaré un vistacito por aqui de vez en cuando si pones más como éste ;)
besos!

Campanilla dijo...

Un cuento muy divertido.