martes, 9 de enero de 2007

Corre, Hansel, corre

Hansel llegó a escondidas a casa de su amiga Gretel. A su padre no le hacía gracia que Hansel y Gretel jugaran juntos. Era una mala influencia para su tierna niña según él. Aún así Hansel se colaba en la casa del Gran Ogro, padre de Gretel, y jugaban a escondidas. El viejo caserón tenía una y mil habitaciones abandonadas, pasadizos secretos y corredores donde jugar y corretear sin miedo. Hansel y Gretel siempre tenían cuidado de vigilar que el padre de ella no los descubriese pero un día se lanzaron a la aventura de las carreras de triciclos por un pasillo por el que sin saberlo pasaba el Gran Ogro. Este, al ver a los dos niños juntos, rugió y rugió y los asustó. Ambos se quedaron petrificados y ese fue el momento en el que el ogro cogió a Hansel de su camisa y llevándolo en bolandas, sosteniéndolo tan sólo con una mano, lo condujo a las mazmorras. Allí lo encerró durante muchos días y castigó a su hija por tremenda travesura. Hansel pasó días y días en su celda, el padre de Gretel lo alimentaba copiosamente y el niño se preguntaba porqué. Cuando el ogro le traía la comida consistente en tres o cuatro platos y abundantes postres entre los que elegir era muy amable y sonreía beatificamente mientras veía como Hansel comía y comía. Un día Hansel escuchó como el padre de Gretel hablaba con su cocinero a la puerta de su celda. Ambos planeaban la mejor manera de cocinar a un niño regordete y cuanto tiempo tendrían que seguir alimentándolo para que estuviera en su punto. Hansel se asustó mucho y en un descuído en el que el ogro se dejó la puerta abierta mientras retiraba los restos de su comida, colocó la almohada debajo del jergón como si estuviera durmiendo y se situó al lado de la puerta. En el instante en que el ogro no lo tuvo al alcance de su vista, Hansel salió corriendo. Subió hacía arriba porque pensaba que si bajaba lo atraparían y al no ver otra salida decidió lanzarse al balcón de la casa de al lado. En un salto sin precedentes, Hansel logró llegar al otro lado con apenas unos rasguños. Aún no se lo podía creer. La puerta del balcón estaba abierta y Hansel entró en la casa. Se dirigió a la planta baja y abrió la puerta, pero justo en ese momento, el dueño venía de pasear a su perro y este comenzó a ladrar y Hansel fue descubierto. El ogro se puso en alerta al oir el escándalo en la casa de al lado y salió en pos de Hansel pero este ya iba corriendo y saltando de un árbol a otro como si fuera una ardilla voladora. El vecino del perro llamó a la policia y denunció el allanamiento de su morada. Así pues, Hansel era perseguido por un pérfido ogro y por un escuadron de policias en pos del ladrón. El pobre niño no sabía hacia donde iba, solo sabía que tenía que continuar y así lo hizo. Se agarraba de una rama y se impulsaba hasta llegar al siguiente árbol así hasta que llegó al borde del mar. Viéndose atrapado Hansel no tuvo otro remedio que saltar desde la copa del último árbol hasta el agua y se hundió hasta lo más profundo. El ogro saltó al agua pero pesaba tanto que se ahogo, lo cierto ,es que estaba tan ofuscado que no se acordó que no sabía nadar. La policia empezó a buscarlos con submarinistas pero solo encontraron el cadáver ahogado del ogro. Hansel había desaparecido. Ya nadie supo jamás de él. Gretel se acercaba todas las mañanas al lugar donde perdió a su padre y a su mejor amigo, pero nunca supo más de él. Si se hubiera acercado un poco más al agua, hubiera visto un pez pequeñito pero regordete que nadaba contento y feliz por las azules aguas del mar. Era Hansel convertido en pez. Hansel ya no se acordaba ni de Gretel, ni de la mazmorra, ni de los pasteles, los árboles, la policia o el ogro. Hansel era ahora un pez y los peces tienen una memoria de tres segundos. Así que el pez Hansel miró hacia arriba donde estaba su mejor amiga y después de tres segundos siguió nadando ahora ya en su nueva vida debajo del mar.

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