sábado, 20 de enero de 2007

Molinos de viento


Molinos de viento gigantes, giran y giran robando el viento a Eolo para crear energía. Un zumbido constante en estas montañas envueltas en la bruma que hacen desaparecer la calma y la paz. Camino desorientada y no sé donde estoy. Los gigantes me acosan. Un zumbido tras otro, sus aspas girando al viento. Blancos, enormes y fríos. Destrozando el monte que piso con mis pies descalzos. Es extraño que haga tanto calor en un sitio así donde giran los molinos de viento sin cesar. Pero estoy muerta de sed. Me caigo, por un momento, me siento desfallecer. ¿Hacía donde voy? El zumbido ha parado, algo extraño pasa. Una calma sobrenatural invade el lugar. Los molinos están quietos. Ya no giran. Me paro a mirar. El sol me abrasa. Coloco mi mano sobre la frente intentado ver en el cielo que es lo que pasa. Una sombra ha pasado sobre mí. Un enorme pájaro volando. Grazna como los cuervos pero no es uno de ellos. Es negro y gigantesco y sus ojos son grises como la ceniza, cuando me ha mirado he sentido un escalofrío, como si de golpe me cayese en un pozo sin fondo. El ave gigantesca se ha dado la vuelta y ahora viene hacia mí. Corre, pienso, corre. Y me lanzo a una carrera sin fin, me falta en aliento. Cada vez lo siento más cerca. Sus graznidos me ensordecen y el aleteo de sus alas genera un viento huracanado. Estoy perdida. De golpe, el zumbido. Y un graznido desgarrador. Las aspas se han puesto en marcha de nuevo. Todo está bien ahora. No hay peligro. Seguiré mi camino dondequiera que este me lleve.

2 comentarios:

Eduardo Izquierdo (aka Edu Chinaski) dijo...

Bonito, bonito...

MORELLA dijo...

Molinos protectores, viento guardián... de momento puedo seguir leyéndote y transportándome a lugares de ensueño a través de tus letras. Aún no ha llegado el toque de queda hasta aquí, que tarde, que tarde